3. Segundo escrito de Leibniz.
A la 1 de Clarke
1 Estoy de acuerdo en … que los principios de los materialistas contribuyen en gran medida a la propagación de la impiedad. Pero no veo ningún fundamento para agregar en seguida que los principios matemáticos de la filosofía son •opuestos a los de los materialistas. Realmente son •lo mismo, con solo esta diferencia:
Los materialistas que siguen a Demócrito, Epicuro y Hobbes se limitan por completo a los principios matemáticos [es decir, a la física, sin ninguna mezcla de otra cosa], y sostienen que no existe nada sino los cuerpos; mientras que los matemáticos cristianos [es decir, Newton y sus seguidores] permiten que también haya sustancias inmateriales.
Por lo tanto, lo que debe establecerse contra el materialismo no son los •principios matemáticos (tomando esta frase en su sentido habitual) sino más bien los •principios metafísicos. Pitágoras, Platón y Aristóteles tenían cierto conocimiento de los principios metafísicos, pero yo afirmo haberlos establecido en mi libro Teodicea; que está escrito de manera informal para el lector general, pero mi prueba es perfectamente rigurosa. La gran base de las matemáticas es el principio de contradicción o identidad, es decir, que una proposición no puede ser verdadera y falsa al mismo tiempo, de modo que A es A y no puede ser no-A. Este principio es todo lo que necesitamos para demostrar cada parte de la aritmética y la geometría, es decir, para demostrar todos los principios matemáticos. Pero, como señalé en Teodicea, el paso de las matemáticas a la filosofía natural [aquí = 'física'] requiere un principio adicional, a saber, el principio de la necesidad de una razón suficiente, que dice que para cualquier cosa que sea el caso hay una razón por la que eso tiene que ser así antes que de otra manera. Es por eso que Arquímedes, queriendo pasar de las matemáticas a la filosofía natural en su libro sobre el equilibrio, tuvo que usar un caso especial del gran principio de la razón suficiente. Supongamos que tienes un equilibrio perfectamente simétrico y que coloca pesos iguales en sus dos charolas. Nada se moverá; y Arquímedes vio por qué: porque no se puede dar ninguna razón por la que un lado deba bajar en vez de que lo haga el otro. Usando solo ese principio (que debe haber una razón suficiente para que las cosas sean como son y no de otra manera) podemos demostrar la existencia de Dios y todo el resto de la metafísica y la teología natural. Incluso podemos demostrar, en cierto modo, los principios de la filosofía natural que no dependen de las matemáticas: quiero decir los principios dinámicos, es decir, los principios de la fuerza.
2 Clarke continúa diciendo que, según la física de Newton, la materia es la parte más insignificante del universo.1 Eso se debe a que Newton admite tanto el espacio vacío como la materia, y sostiene que la materia llena solo una parte muy pequeña del espacio. Pero Demócrito y Epicuro mantuvieron lo mismo, excepto que pudieron haber creído que había más materia en el mundo de la que Newton permitiría; y en cuanto a eso, creo que la opinión de aquéllos es preferible a la de éste, porque cuanto más materia haya, más oportunidades tendrá Dios de ejercer su sabiduría y poder. Y esa es solo una de varias razones que tengo para sostener que no hay espacio vacío en absoluto.